nuestra historia
En 2018 pasaron dos cosas que me cambiaron la vida: me convertí en padre y el IPCC publicó ese demoledor informe en el que advertía que solo teníamos 12 años para evitar una catástrofe climática irreversible. La ansiedad climática es mala compañera, pero a mí me sirvió para abrir una página de Facebook y empezar a hacer vídeos alertando de la crisis climática y ecológica en la que estamos sumidos. Fue una necesidad, una vía de escape, necesitaba hacer algo. Necesitaba un nombre. Hope. Esperanza. Me niego a dar por sentado que vamos a cargarnos la absolutamente maravillosa biosfera que hemos heredado.
Jamás hubiera esperado que pasara lo que pasó: en los primeros doce meses los vídeos superaron los 200 millones de reproducciones, y el número de seguidores superó el medio millón. Gente de todo el mundo.
Menuda responsabilidad, necesitamos más medios, más gente, más conocimientos. Y ahí aparecieron Fernando Prieto, Fernando Valladares, miembros de Ecologistas en Acción, de Extinction Rebellion, de Fridays for Future, de Climate Reality, de Greenpeace, de WWF… para ir apoyando y acompañando el trabajo que estaba teniendo un impacto viral en las redes sociales. Esto cristalizó en un Consejo Editorial formado por grandísimos científicos, velando por que los vídeos fuesen completamente rigurosos y asegurando que el mensaje que está trasladando la ciencia en las publicaciones especializadas se trasladase correctamente a un terreno completamente opuesto: las redes sociales. Vídeos cortos y dinámicos que se comparten cientos de miles de veces y que ya han superado los 400 millones de reproducciones.
Y aquí es donde nos encontramos ahora, gracias al apoyo de decenas de personas que contribuyen con una pequeña cantidad mensual a través de Patreon, somos capaces de mantener este trabajo editorial y de divulgación científica en el momento en el que más importante es que entendamos profundamente la magnitud de la emergencia a la que nos enfrentamos e identifiquemos correctamente las soluciones.
«Los científicos tenemos la obligación moral de advertir claramente a la humanidad de cualquier amenaza catastrófica y de «contar las cosas como son». En base a esta obligación y a los indicadores gráficos que se presentan a continuación, declaramos, con más de 11.000 científicos firmantes de todo el mundo, clara e inequívocamente que el planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática.»